jueves, 26 de enero de 2012

El Renacimiento

Fue uno de los grandes momentos de la historia universal que marcó el paso de mundo medieval al mundo Moderno.  
Empieza con el descubrimiento de la imprenta, e incluso se considera que no se produce hasta que Copérnico descubre el sistema heliocéntrico; pero la fecha tope es 1492, con el descubrimiento de América.
Es un movimiento que hace resucitar en el arte y la cultura los valores espirituales de la antigüedad clásica. El término no empieza a utilizarse hasta el siglo XVI, pero no será consagrado en sentido histórico, social y cultural hasta mediados del siglo XIX.
Será a partir de este momento cuando ya cobrará fuerza el redescubrimiento del hombre como individuo, el redescubrimiento del mundo como armonía y realidad que rodea al hombre liberado de todas las preocupaciones religiosas.
El Renacimiento es ante todo, un espíritu que transforma no sólo las artes, sino también las ciencias, las letras y formas de pensamiento. En su conjunto se ha visto una clara reacción al espíritu teológico de la Edad Media, sin embargo la ruptura no se produce de manera violenta porque no pocas de las concepciones que se van a desarrollar tuvieron su origen durante el medievo, y esto es claramente apreciable en el terreno artístico.
Durante buena parte del siglo XV perviven las formas del arte medieval, iniciándose una convivencia entre los clasicismos, que poco a poco van a ir imponiéndose a los elementos góticos   que ensayan movimientos que posteriormente se van a desarrollar. Esta serie de fenómenos nos dan a entender que hablar de ruptura no es del todo correcto, es quizá más una evolución que nos permite comprender mejor ciertas manifestaciones del siglo XV.

Este movimiento surge en Italia a fines del siglo XIV y principios del XV, expandiéndose con fuerza a Europa a mediados del siglo XV, y desde mediados del siglo XVI al mundo hispanoamericano. Es un movimiento universal pero que adopta las características y modos propios del pasado de las naciones a través de un proceso de asimilación. El que su origen sea italiano es porque Italia es fundamental por su pasado histórico que ahora se quiere recuperar e impulsar. Además hay otro factor relevante y es que en Italia nunca hubo un arraigo total y fuerte de lo medieval como ocurrió en Europa, precisamente porque aún estaba latente el espíritu clásico.


Politicamente Italia se organizó en torno a ciudades-estado que obtuvieron un gran auge artístico y político.  Ya hemos dicho antes que el Renacimiento surgió en Italia, pero además, el Renacimiento del siglo XV se da solo en este país. Se puede decir que en Francia, España y Alemania hacia 1450/1500 ya se conoce este movimiento, pero no se desarrolla plenamente hasta el siglo XVI. El renacer de Italia estuvo ligado a la idea de la recuperación de la grandeza de Roma, que tras la caída del Imperio Romano, y un periodo de anarquía y confusionismo, desde el quattrocento se trata de romper con esa etapa bárbara para volver a esa idea de grandeza latina. La pérdida de poder de la iglesia hizo que se propagaran las herejías, que finalmente darán a fines del siglo XVI la Reforma Protestante.
Teorías de inicios del Renacimiento proponen que el gobierno es una institución terrenal pero de origen divino. Surgen entonces nuevos pensadores que renuevan la teoría política, exigiendo la separación de poderes: el gobierno es una institución terrenal de invención humana que no tiene nada que ver con la divinidad. Uno de los primeros teóricos en afirmar esta otra teoría fue Dante, que defiende la autoridad civil sobre la eclesiástica. Otros tantos pensadores proponen esta división
La teoría política de este periodo llega a su culmen con Maquiavelo, pensador que influirá posteriormente en el pensamiento del Barroco. Este autor propone por primera vez la total separación de poderes entre la Iglesia y Estado, pero incluso fue más allá, afirmó que el objetivo de un buen gobernante debía ser el bienestar de su comunidad, por tanto el soberano podía saltarse cualquier cuestión moral, ética o religiosa. La polémica estaba servida en los núcleos eclesiásticos, culminando con la Reforma. Todas estas ideas fueron posibles también gracias a los avances científicos de este periodo. La ciencia cobrará un fuerte desarrollo gracias al humanismo y a inquietud intelectual. El Humanismo tiene sus antecedentes en plena Edad Media, en la modernidad del pensamiento que propugno una filosofía individualista ensalzando la grandeza humana, en un momento en que domina la idea de Dios sobre lo terrenal.  
El hombre humanista se centra en el estudio de la cultura clásica, en el estudio del hombre como individuo y en su capacidad intelectual para el estudio de todos los campos del saber: ciencia, filosofía, arte...El ideal es un hombre completo, armónicamente desarrollado en lo físico y en lo espiritual que no limita su saber a un campo concreto, sino abierto a lo universal. La plena confianza que se tiene en el hombre da lugar al antropocentrismo. El prototipo de humanista lo encontramos en Leonardo da Vinci. El intelectualismo de este periodo produjo grandes avances en el mundo de las ciencias, acrecentado por el descubrimiento de la imprenta que ayudó a la difusión de los saberes por todas las cortes Europeas. El hombre en el terreno científico trata de profundizar en las aplicaciones y fundamentos de la ciencia; así hay un gran desarrollo de la oftalmología; las cátedras de cirugía y anatomía en las Universidades serán desarrolladas por los médicos que se van dirigiendo cada vez más por el camino práctico
La astronomía fue uno de los campos más importantes en el progreso científico, que influirá en el cambio de pensamiento de los europeos gracias a la obra de Copérnico  donde tira por la borda las teorías geocentristas de Ptolomeo, afirmando un sistema heliocéntrico que explica de manera más efectiva los fenómenos astronómicos observados. Se producen también extraordinarios inventos en el campo de la ciencia de la navegación, impulsados por el descubrimiento de América: aparece el astrolabio y el nocturlabio, la carta naútica o portulario, inventos que facilitaron la navegación y el afán de aventura y conquista de nuevos territorios.
A partir del siglo XVI estos conocimientos comienzan a difundirse por toda Europa.




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